Las ciudades son cada vez más “inteligentes”. Si las comparáramos con el cerebro humano, diríamos que las apps son una parte importante del circuito neuronal.
Las Smart Cities o ciudades inteligentes, son el resultado de la necesidad cada vez más imperiosa de orientar nuestra vida hacia la sostenibilidad.
La expresión “ciudad inteligente” es un concepto emergente y cada vez más usado y es común encontrarla en diversos medios de información. Pero, realmente, ¿qué es una ciudad inteligente? Y, ¿cómo se construyen? A pesar de que las definiciones no están consensuadas, podemos afirmar que las Smart Cities es una visión integrada de las tecnologías de la información y comunicación, junto con el “Internet de las cosas”.
En estos espacios urbanos inteligentes, los procesos son revisados y adaptados a una realidad tecnológica. El impacto puede apreciarse en diversas áreas, desde las telecomunicaciones a los transportes, servicios públicos, energía o seguridad. Independientemente del contexto, el objetivo es sólo uno: mejorar el día a día de los ciudadanos, potenciando su calidad de vida.
Basada en conceptos como el “Big Data”, las ciudades inteligentes trabajan y analizan los comportamientos de quienes viven en la ciudad para descubrir patrones y, así, ayudar a suplir necesidades o solucionar problemas.
Además del impacto en tiempo real, existen otras características que observamos en ciudades típicamente inteligentes. Hablamos, por ejemplo, de la interactividad (que apela y funciona gracias a ciudadanos participativos) o de la mejoría de la eficiencia de los servicios disponibles. Es esta mejoría la que, junto con con la automatización (que proviene de la modernización tecnológica), permite a las ciudades reducir costes para las instituciones y los ciudadanos.
Actualmente, ya existen varios sistemas que buscan mejorar la calidad de vida en las ciudades. Los sectores más afectados son los servicios públicos, transportes, gestión de tráfico, salud, agua y aprovechamiento de basura. En Europa, encontramos varios ejemplos de ciudades que están apostando por la modernización, pudiendo ya ser consideradas como ciudades inteligentes (Madrid, Oporto, Barcelona o Ámsterdam, entre otras).
Papel de las aplicaciones en las ciudades inteligentes
Hace cerca de doscientos años, pocas eran las ciudades con más de un millón de habitantes. Actualmente, la realidad es muy diferente, con grandes densidades poblacionales en las principales metrópolis del mundo. Esta concentración trae nuevos desafíos, haciendo que las ciudades se vean forzadas a replantear los servicios e infraestructuras.
Problemas relacionados con áreas como la población, tráfico o salud se agravan con el aumento del número de personas, exigiendo respuestas complejas por parte de las entidades públicas. Apoyadas por la tecnología, estas entidades podrán dar un paso más a la modernización, creando o incentivando la implementación de soluciones que, a la vez que mejoran la calidad de vida, promueven también la optimización de recursos.
Hablamos de aplicaciones como Telpark, pero existen otros ejemplos. Te imaginas, por ejemplo, que supieras exactamente a qué hora llega el autobús, sin retrasos o imprevistos. Aplicaciones para llamar un taxi (o servicios similares) también son ya comunes. Simples y prácticas, soluciones como estas, son el futuro y traen multitud de ventajas.
Recuerda, que si viajas por España, podrás usar Telpark en 70 ciudades de España y Portugal. Déjanos un mensaje o visita la sección de preguntas frecuentes en nuestra página web si tienes cualquier duda o comentario.
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